
Guillermo es un anciano médico jubilado que vive en la Isla de Reunión. Esta Isla es preciosa,tiene un paisaje paradisiaco, está situada al suroeste del Oceano Índico.
Una soleada mañana de domingo Guillermo paseaba con su nieto Jaime por la reserva natural de Mare Longue. Como es natural, Jaime iba preguntando sin cesar cosas que a él le parecian importantes y en un momento determinado le dice: Abuelo ¿hace mucho tiempo que vives aquí?
- Jaime, Jaime siempre queriendo saber; mira te voy a contar una historia muy emocionante que ocurrió cuando yo era casi como tú eres ahora.
Yo vivía con toda mi familia en Quebec; iba a jugar con mis amigos cerca de una capilla que estaba rodeada de abetos, manzanos, nogales, castaños...
Un día el Párroco anunció a sus filigreses que deseaba agrandar la capilla y para ello debería cortar el viejo abeto. Los filigreses le preguntaron ¿por qué el abeto precisamente?. A lo que el Párroco contestó: el manzano nos da manzanas, el nogal nos da nueces, el castaño nos da castañas, pero... el abeto ¿qué nos da el abeto?, el abeto no nos da nada.
Los trabajos para agrandar la capilla se iban retrasando a causa del mal tiempo que sufriamos.
Los amigos del abeto intentábamos sabotear los proyectos del Párroco y de esta manera llegó "la noche maravillosa" la Noche Buena.
Celebramos la Misa del Gallo pero... de pronto empezó una violenta tormenta de nieve y viento que sacudia enérgicamente las ramas de los árboles. Las manzanas, nueces y castañas salian despedidas con gran fuerza y se iban posando sobre las ramas del abeto. Cuando la tormenta amainó, todos los filigreses con el Párroco al frente salimos a ver que había pasado. Y...¡oooh! que maravilla, el abeto estaba magnífico, sus ramas estaban decoradas con las manzanas, nueces, castañas y pequeñas gotas de agua que hacia que la luz se reflejara y brillara como si fuesen bombillas de múltiples colores.
Con esta decoración y ante tal acontecimiento el Párroco quedó prendado y renunció a la tala del abeto. Mi padre tuvo una gran idea, donó unos terrenos para construir una nueva capilla. Y... desde ese momento en Quebec, se decoran los abetos en las fiestas de Navidad.
Cuando Guillermo acabó la historia vió como su nieto estaba emocionado. Jaime abrazó a su abuelo y le dijo: Esta historia es tan bonita que jamás la voy a olvidar.
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2010