jueves, 23 de septiembre de 2010

Otras cosillas: Increible viaje






Aquel día se había presentado lleno de agradables promesas. Después de múltiples cosas que hacer decidimos ir a cenar a Sanlúcar. Pasamos una velada inolvidable ya que mis amigos son únicos. A la vuelta, cada cual con su coche, ya era bastante tarde y veníamos algo cansados. La carretera, como muchos conocéis, es bastante buena y a esa hora había poco tráfico. Enfilamos una recta con una visibilidad muy buena cuando de pronto… apareció una especie de bache pero con una profundidad que no podíamos ni imaginar. ¡Cuidado! – grité por si mi marido no se había dado cuenta -¡ es un bache tremendo!
El morro del coche quedó empotrado en el boquete pero cual sería nuestra sorpresa cuando notamos que este se iba agrandando por momentos y el coche iba siendo succionado cada vez con más fuerza. No se como ni de donde apareció una sustancia viscosa, elástica, de un color marrón como si de resina se tratara con una procesión de arañas de duro caparazón que junto con esa resina formaban unas tirantas rodeando nuestro coche y que hacia que este se fuera internando en el bache lentamente y con gran suavidad .Cerré los cristales de las ventanillas ya que aquellos "bichejos" me causaban un escalofrío impresionante En un momento de pánico pretendí abrir la puerta y así poder saltar pero estaba atrancada y no era posible. Mi marido debió recibir algún golpe que le dejó inconsciente y por más que intentaba reanimarlo no reaccionaba. Él no me preocupaba mucho ya que notaba su respiración acompasada, lo cual me hacía pensar que era un shock pasajero.
El coche seguía deslizándose hacia el fondo sin acabar de ver el final. Intenté hacer todo cuanto se me ocurría para poner fin a aquella locura : pretendí abrir las puertas, llamar por el móvil por si alguien nos podía socorrer, y deseando que mi marido despertara por si se le ocurría algo diferente y efectivo, al mismo tiempo temiendo su reacción ante tamaña situación. No se cuanto tiempo pasamos descendiendo con todas las arañas recorriendo el coche buscando la manera de entrar en él, hasta que en un momento determinado noté como un seco pero suave golpe nos depositaba en el suelo.- ¡Por fin!- Parecía que se iba a terminar la pesadilla. Miré hacia fuera y ¡qué horror! ¿Dónde estamos?...
Era como un inmenso bosque con una luz radiante. Ante este resplandor los “pequeños arácnidos” fueron desapareciendo, cosa que me alivió bastante. Abrí la puerta del coche y bajé, me fui alejando con toda la precaución del mundo buscando por si encontraba quien nos pudiera ayudar en esa loca aventura. Oí ruido y pensando encontrarme con el socorro que tanto ansiaba me acerqué a unos matorrales detrás de los cuales aparecieron una serie de animales que nunca había visto, emitiendo sonidos horripilantes y que venían derechos a donde yo me encontraba. Salí corriendo intentando llegar al coche y que este me sirviera de refugio. Cosa extraña: la sustancia viscosa había desaparecido. Cuando me faltaban unos metros para alcanzar el coche me di cuenta que los extraños animales se habían quedado quietos y en silencio. Más miedo sentí. ¿Qué nuevo peligro me tocaba vivir? Al volver la cabeza me quedé petrificada: ¡Una araña de proporciones descomunales (debía ser la madre de las acompañantes en la caída) venia en sentido contrario a los animales y hacia mi! Seguramente ella sería la que en su momento segregó esa sustancia que nos hizo deslizar hasta el fondo de su guarida. Me metí en el coche y la “criaturita” intentaba meter una de sus enormes patas por encima del coche perforando el techo de este. Casi veía su punzón rozándome la cabeza y lo único que se me ocurrió fue: gritar, gritar y gritar como una posesa. En ese momento noté como alguien me zarandeaba, cuanto más zarandeo, más gritaba yo, hasta que… me desperté. ¡Vaya pesadilla! Mi marido estaba asustadísimo no había forma de que despertara y cuando lo hice estaba empapada en sudor. Me prometí que nunca jamás “me correría otra juerga como esa ni iría a esos lugares tan extraños y con animales tan raros y peligrosos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

¿LEYENDA, VERDAD? Curiosidades: Lady Godiva






Muchas veces oímos y usamos nombres sin apenas conocer su origen o incluso su significado.
Por naturaleza suelo ser bastante curiosa y me gustaría conocer tantas y tantas cosas que no creo que pudiera con todas. Por ejemplo: ¿Por qué razón Rota se llama así, y Setenil de las Bodegas? ¿A quién le ocurrió ese nombre? Vete a saber cuantas cosas más se me podrían ocurrir.
Pues bien, hace unos días la hija de unos queridísimos amigos míos tuvo un precioso bebé y quise llevarle un detallito, como suele ocurrir todos le regalamos al recién nacido pero yo quise hacer una excepción ¡le compré el regalo a la mamá! (era la que lo había pasado mal ¿no es así?). Después de buscar y buscar me decidí por una caja de bombones Lady Godiva.
¡Jesús!, no pensé que esa señora fuera tan apreciada. Bueno ella no, sus bombones.
Y… ya está la curiosidad en marcha. Así que me puse a buscar y esto es lo que encontré, como me pareció interesante lo comparto con mis amigos.

¿Quién fue Lady Godiva?

“A principios del siglo XI vivió Lady Godiva, su nombre Godgifu ó Godgyfu quiere decir «regalo de Dios». Godiva es la versión latina de su nombre. Fue una dama sajona famosa por su belleza y su bondad. Casada con Leofric (968–1057), conde de Chester y de Mercia y señor de Coventry. Este junto con su esposa construyó el monasterio de Coventry.
Fue destacable la buena administración de su marido. Pero cuantas más prebendas recibía del Rey más ambicioso se tornaba y a los vasallos los esquilmaba con tributos abusivos. Así que esta dama, compadecida de los sufrimientos y apuros de sus vasallos se solidarizó con ellos. Le rogó a su esposo que rebajara sus impuestos. El conde accedió, pero con la condición de que Lady Godiva recorriese Coventry a caballo sin más vestidura que su largos cabellos. La dama así lo hizo, no sin antes acordar con sus vecinos que estos se encerrarían en sus casas para no perturbarla en su desnudez. El día elegido Lady Godiva se paseó desnuda por el pueblo, montada en su blanco caballo, mientras todos los vecinos de Coventry permanecían en sus casas y con las ventanas cerradas. Hay historiadores que creen que es una leyenda que puede estar basada en una historia real —al menos parcialmente—, finaliza aclarando que Leofric, conmovido por el gesto de su esposa, cumplió su promesa y rebajó los impuestos.
El origen del «mirón»: Todos los ciudadanos se encerraron en sus casas, todos menos un sastre. Es a este sastre al que la tradición inglesa llama Peeping Tom (es decir, «El mirón Tom») no se pudo resistir de ver a su señora desnuda ni de jactarse de ello posteriormente. Tal actitud le costó el repudio total de todos sus vecinos, quienes desde entonces, lo sometieron a un completo ostracismo. Además, la expresión pasó a designar en el idioma inglés a quien en castellano se le llama “Mirón” y en francés “Voyeur”. Gracias a la administración de Leofric, el pueblo fue creciendo hasta convertirse en un centro importante de la región. Mientras tanto el espíritu humano con el que contaba Godiva, le permitió tener más contacto con la gente. Fue así como ellos cada vez sintieron más afecto y respeto por ella. Debido a la gran sensibilidad que Lady Godiva poseía hacia los que la rodeaban consiguió para ellos una vida más digna ya que Leofric tuvo que cumplir con su palabra de noble y abolió los impuestos innecesarios y redujo los otros. Leofric se dio cuenta que la mujer con la que había vivido tantos años era capaz no sólo de amarlo a él, sino a todos los que él nunca había tomado en cuenta como personas. Se percató que así como Lady Godiva demostraba su amor respetándolo, también lo demostraba a su gente desafiándolo a él.
Espero que os haya parecido interesante. Un cariñoso saludo

martes, 7 de septiembre de 2010

Suceso: CUANDO UN AMIGO SE VA



Era una noche de invierno, mejor dicho, una desapacible noche del mes de enero. Llovía, tronaba hacía un frío muy respetable y el viento soplaba con todas sus fuerzas. Recibimos una visita que llegaba muy preocupada, la perra que tenía su amiga había parido y no podía alimentar a todos sus bebés. Era una bonita “pastor belga” y su pareja era un hermoso “pastor alemán”. Es una pena, nos dijo, los van a tener que sacrificar.
El más pequeño de mis hijos empezó a abogar por uno de ellos, al final nos convenció y cedimos. Dos días más tarde nos trajeron el cachorro, que dicho sea de paso, nos encandiló con sus ojitos tan brillantes, esa carita de peluche y esa picardía propia del que sabe que su supervivencia está en juego. Éramos como unos padres, de perro, novatos; así que nos fuimos a Makro para abastecernos de todo lo necesario para el nuevo miembro de la familia. ¡Qué cara de no saber que cosa buscábamos que una pareja muy joven que nos observaba se acercaron para ver si nos podían ayudar!
Les explicamos el suceso y muy sabedores de lo que hacían, ya que según nos contaron ellos tenían dos preciosos cachorros, nos aconsejaron sobre lo más conveniente para que el cachorro estuviese cómodo y bien alimentado. Nos dieron pautas de cómo corregirlo y enseñarle a comportarse según los cánones perrunos.
Superado el escollo de alimentación y reposo, llegó el momento de darle nombre, ninguno nos parecía adecuado a esa cara tan bonita, no queríamos nombres cursis ni de ningún otro que con anterioridad hubiese estado con nosotros ya que siempre estaríamos comparando, así que pensamos: el chico se llama Pedro, su íntimo amigo Pablo, pues ¡ya está! él se llamará DINO.
Dino fue creciendo y era un mimoso, recuerdo que lo sacaba de paseo y cuando se alejaba un poco lo llamaba y como no me hacia caso yo me escondía detrás de una palmera, cuando se veía solo empezaba a lloriquear hasta que me descubría.
La verdad es que era un amigo fiel. Él sabía cuando estaba alegre y entonces saltaba a mí alrededor correteando como loco. Si yo estaba triste, él se sentaba a mi lado y de vez en cuando me lamía el pie o la mano según estuviese más o menos cerca. Me hacía tanta compañía que nunca me sentía sola. Había que verlo cuando me ponía con el ordenador, él metía la cabeza por encima de mi brazo y parecía que estaba leyendo lo que yo escribía.
Cuando salía de viaje, no sé como se las arreglaba, cogía una de mis zapatillas, la metía en su caseta y dormía sobre ella. Nunca la mordió ni la estropeó pero le servia de compañía.
Así pasaron catorce años. Nunca tuvo un mal gesto, jugaba con los niños como uno más. Pero empezó a ronquear de sus patas traseras. Un tratamiento, otro y otro; una veces mejor parecía que estaba bien y nos recibía con toda su alegría, pero … ayer domingo al darle de comer ya no podía levantarse. Comió lo que yo le iba dando a la boca.
Por la tarde vino el veterinario y nos dijo que así no podía seguir porque estaba sufriendo. Nos hizo marcharnos y al rato nos comunicó:¡YA ESTÁ TROTANDO POR LOS CAMPOS DE TRIGO, FELIZ, CONTENTO Y SIN SUFRIMIENTO!.
En fin espero que haya sido tan feliz como su nobleza se merece y que haya disfrutado tanto de nosotros como nosotros de ÉL.
El título os parecerá exagerado pero para mi fue un amigo, así que cada vez que oiga esa sevillana, segura estoy de que tendré un buen nudo en la garganta.

ALGO SE MUERE EN EL ALMA
CUANDO UN AMIGO SE VA
CUANDO UN AMIGO SE VA
ALGO SE MUERE EN EL ALMA
CUANDO UN AMIGO SE VA
Y VA DEJANDO UNA HUELLA
QUE NO SE PUEDE BORRAR…

Seguro que a muchos os va a parecer exagerado este relato pero yo sé que mi amiga Rosa me está entendiendo perfectamente.
¡Vaya broche de fin de verano! Con todo mi cariño para mis amigos blogeros