lunes, 15 de agosto de 2011

Otras cosillas: La historia del lápiz




Entre las cosas que he leído este verano, me ha gustado mucho este pasaje entre una abuela y su nieto. Me pareció lleno de ternura y de una sabiduría que sólo la dan los años. Es “LA HISTORIA DEL LAPIZ”.

El niño miraba a su abuela , que escribía una carta. En determinado momento, preguntó:
-¿Estás escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros?¿Y es una historia sobre mí?.
La abuela dejó de escribir, sonrió y comentó al nieto:
-Estoy escribiendo sobre tí, es verdad. Ahora bien, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueras como él, cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada especial.
-Pero,¡si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
-Todo depende de cómo mires las cosas. Hay cinco cualidades en él que, si consigues conservarlas, te harán siempre una persona en paz con el mundo.
"Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca que existe una Mano que guía tus pasos. A esa Mano la llamamos Dios y Este debe conducirte siempre en la dirección de Su Voluntad.
"Segunda cualidad: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Con eso el lápiz sufre un poco, pero al final está más afilado. Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te harán ser una persona mejor.
"Tercera cualidad: el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar los errores. Debemos entender que corregir una cosa que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
"Cuarta cualidad: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. Por tanto, cuida siempre lo que ocurre dentro de tí.
"Por último, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará huellas y procura ser consciente de todas tus acciones.
Texto: SER COMO EL RÍO QUE FLUYE. Paulo Coelho

viernes, 5 de agosto de 2011

CURIOSIDADES: Más sobre el café




Mucho se ha escrito, se escribe y se escribirá sobre el aromático y sabroso café. Nunca leeremos la última crónica sobre este potente bebedizo que a algunos nos hace suspirar cuando no lo tenemos cerca.
Pues bien: Honorato de Balzac utilizaba el café como un estimulante. Tomaba grandes cantidades, cuarenta tazas al día, que le ayudaban a producir esas maravillosas obras que a través del tiempo siguen deleitando a los lectores sin edad determinada.
Escribe una historia ocurrida en el conflicto guerrero entre cristianos y turcos en el cerco de Viena. Hay varias versiones sobre estos acontecimientos, pero esta es la que cuenta este célebre escritor.

En 1683 el ejército otomano de Kara Mustafá asediaba la capital austriaca.
Entre las tropas cristianas se encontraba un armenio (o polaco) que trabajaba como enlace (más bien como espía) de los ejércitos cristianos.
Su labor consistía en atravesar con cierta frecuencia las líneas enemigas, donde al parecer tomó contacto con la bebida infiel. Cuando el cerco de los turcos era más intenso y casi insostenible, el famoso espía consiguió conectar con las tropas del duque de Lorena, que acudió al rescate de los valientes vieneses, consiguiendo así la victoria en la batalla.
En pago de su hazaña, el mencionado polaco, ya convertido en héroe, no pidió dinero, títulos nobiliarios o beneficios, sino unos insignificantes sacos de café que todo el mundo despreciaba y que querían arrojar al Danubio.
Pasado un tiempo abrió en la ciudad vienesa un establecimiento llamado LA BOTELLA AZUL, así empezó una vida empresarial con lo cual el avispado espía adaptó el sabor del café al gusto occidental y comenzó a cocer la infusión añadiéndole leche y miel hasta inventar el café vienés.
A través de los tiempos el café vienés (lo que nosotros entendemos por cafetería) es una típica institución de Viena. Para los vieneses es un centro de reunión y desempeña un papel fundamental en su cultura y tradición.

Lo pobre que parecía la recompensa del espía polaco y que fruto más enriquecedor proporcionó a la hermosa ciudad vienesa.

(Comentarios de: Francisco Javier Martín; Los cafés literarios, Espronceda y el Parnasillo)