sábado, 29 de junio de 2013

Mi amiga JANET:


No nos damos cuenta de lo rápido que pasa el tiempo hasta que no dejamos a alguno de nuestros seres queridos por el camino.
No soy supersticiosa pero este año 13 parece que sí me está haciendo pensar más de la cuenta. He perdido a algunos buenos y muy queridos amigos, entonces es cuando te vas percatando del paso del tiempo.
Todo esto os lo cuento porque estuve (como todos los años) haciendo mermelada de naranjas amargas (un verdadero recreo para el paladar de cualquiera que se precie de exquisito). Esta mermelada me la enseñó a hacer mi buena y querida amiga Janet (que por cierto es una de las pérdidas, de este año, que más me han afectado).
Nos conocimos de una forma muy, muy (no sé cómo explicarlo), bueno ahí va.
Yo era tutora de sus preciosas gemelas, a las que quiero mucho, y en una de las fiestas del “cole” estuvimos con sus papis, Tomás y Janet, tomamos unos refrescos y resultó que Tomás era paisano mío (los dos “canariones”). Acabó la fiesta y quedamos en ir a cenar a un pequeño restaurante especialistas en carne ya que a Janet no le gustaba el pescado.
Nada hasta ahí…. Todo normal. Tomamos unas copas y a mí se me ocurre contar un chiste, seguro que sería malo porque ese no es mi fuerte, ¡¡Ah!! Y me muero de risa antes de terminar (como siempre que se me ocurre contar un chiste, creo que sólo me hace gracia a mi)
Bueno siguiendo mi pauta, ja, ja, ja, y sin acabar el chiste, cuando de pronto…. Mi querido esposo suelta…… ¿Ya estás borracha? Os lo juro, se me cortó la risa radicalmente.
Vaya situación: Tutora de dos de sus hijas, casi acabándonos de conocer y un comentario tan poco fortuito….Yo pensé: ¡¡¡Tierra, trágame!!!
Tomás (Creo que al verme la cara) explotó a reír y salvó la situación. Mi amiga Janet como buena inglesa ¡también se reía a carcajada limpia! Y así consiguieron hacerme pasar el sofoco. Pasaron los años y hemos pasado rachas buenas y no tan buenas, pero cuando nos reuníamos comentábamos el día del chiste y siempre arrancaba unas sonoras carcajadas.

Hoy, con toda la pena de mi corazón, sólo lo podré comentar  con mi amigo Tomás ya que a ella la hemos perdido físicamente porque siempre, siempre la llevaremos en nuestro corazón.