No nos damos cuenta de lo
rápido que pasa el tiempo hasta que no dejamos a alguno de nuestros seres
queridos por el camino.
No soy supersticiosa pero
este año 13 parece que sí me está haciendo pensar más de la cuenta. He perdido
a algunos buenos y muy queridos amigos, entonces es cuando te vas percatando
del paso del tiempo.
Todo esto os lo cuento
porque estuve (como todos los años) haciendo mermelada de naranjas amargas (un
verdadero recreo para el paladar de cualquiera que se precie de exquisito).
Esta mermelada me la enseñó a hacer mi buena y querida amiga Janet (que por
cierto es una de las pérdidas, de este año, que más me han afectado).
Nos conocimos de una
forma muy, muy (no sé cómo explicarlo), bueno ahí va.
Yo era tutora de sus preciosas
gemelas, a las que quiero mucho, y en una de las fiestas del “cole” estuvimos
con sus papis, Tomás y Janet, tomamos unos refrescos y resultó que Tomás era
paisano mío (los dos “canariones”). Acabó la fiesta y quedamos en ir a cenar a
un pequeño restaurante especialistas en carne ya que a Janet no le gustaba el
pescado.
Nada hasta ahí…. Todo
normal. Tomamos unas copas y a mí se me ocurre contar un chiste, seguro que
sería malo porque ese no es mi fuerte, ¡¡Ah!! Y me muero de risa antes de
terminar (como siempre que se me ocurre contar un chiste, creo que sólo me hace
gracia a mi)
Bueno siguiendo mi pauta,
ja, ja, ja, y sin acabar el chiste, cuando de pronto…. Mi querido esposo
suelta…… ¿Ya estás borracha? Os lo juro, se me cortó la risa radicalmente.
Vaya situación: Tutora de
dos de sus hijas, casi acabándonos de conocer y un comentario tan poco
fortuito….Yo pensé: ¡¡¡Tierra, trágame!!!
Tomás (Creo que al verme
la cara) explotó a reír y salvó la situación. Mi amiga Janet como buena inglesa
¡también se reía a carcajada limpia! Y así consiguieron hacerme pasar el
sofoco. Pasaron los años y hemos pasado rachas buenas y no tan buenas, pero
cuando nos reuníamos comentábamos el día del chiste y siempre arrancaba unas
sonoras carcajadas.
Hoy, con toda la pena de
mi corazón, sólo lo podré comentar con
mi amigo Tomás ya que a ella la hemos perdido físicamente porque siempre,
siempre la llevaremos en nuestro corazón.