viernes, 5 de agosto de 2011

CURIOSIDADES: Más sobre el café




Mucho se ha escrito, se escribe y se escribirá sobre el aromático y sabroso café. Nunca leeremos la última crónica sobre este potente bebedizo que a algunos nos hace suspirar cuando no lo tenemos cerca.
Pues bien: Honorato de Balzac utilizaba el café como un estimulante. Tomaba grandes cantidades, cuarenta tazas al día, que le ayudaban a producir esas maravillosas obras que a través del tiempo siguen deleitando a los lectores sin edad determinada.
Escribe una historia ocurrida en el conflicto guerrero entre cristianos y turcos en el cerco de Viena. Hay varias versiones sobre estos acontecimientos, pero esta es la que cuenta este célebre escritor.

En 1683 el ejército otomano de Kara Mustafá asediaba la capital austriaca.
Entre las tropas cristianas se encontraba un armenio (o polaco) que trabajaba como enlace (más bien como espía) de los ejércitos cristianos.
Su labor consistía en atravesar con cierta frecuencia las líneas enemigas, donde al parecer tomó contacto con la bebida infiel. Cuando el cerco de los turcos era más intenso y casi insostenible, el famoso espía consiguió conectar con las tropas del duque de Lorena, que acudió al rescate de los valientes vieneses, consiguiendo así la victoria en la batalla.
En pago de su hazaña, el mencionado polaco, ya convertido en héroe, no pidió dinero, títulos nobiliarios o beneficios, sino unos insignificantes sacos de café que todo el mundo despreciaba y que querían arrojar al Danubio.
Pasado un tiempo abrió en la ciudad vienesa un establecimiento llamado LA BOTELLA AZUL, así empezó una vida empresarial con lo cual el avispado espía adaptó el sabor del café al gusto occidental y comenzó a cocer la infusión añadiéndole leche y miel hasta inventar el café vienés.
A través de los tiempos el café vienés (lo que nosotros entendemos por cafetería) es una típica institución de Viena. Para los vieneses es un centro de reunión y desempeña un papel fundamental en su cultura y tradición.

Lo pobre que parecía la recompensa del espía polaco y que fruto más enriquecedor proporcionó a la hermosa ciudad vienesa.

(Comentarios de: Francisco Javier Martín; Los cafés literarios, Espronceda y el Parnasillo)

2 comentarios:

  1. Que interesantes son las historias de las cosas. A mi el café no me gusta, gracias a Dios, porque sino con mis nervios estaría todo el día subiéndome por las paredes. Lo que si me gusta es el olor, me encanta eso de pasar por un sitio y darme ese olorcito…………..
    Con el tabaco me pasa igual, el humo no lo aguanto en cambio meter la nariz en el paquete de tabaco, uffff…Un besito

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  2. No me gusta el cafe y me cae fatal, pero sin embargo el cafe en grano me gusta masticarlo.

    Besos

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