jueves, 23 de septiembre de 2010

Otras cosillas: Increible viaje






Aquel día se había presentado lleno de agradables promesas. Después de múltiples cosas que hacer decidimos ir a cenar a Sanlúcar. Pasamos una velada inolvidable ya que mis amigos son únicos. A la vuelta, cada cual con su coche, ya era bastante tarde y veníamos algo cansados. La carretera, como muchos conocéis, es bastante buena y a esa hora había poco tráfico. Enfilamos una recta con una visibilidad muy buena cuando de pronto… apareció una especie de bache pero con una profundidad que no podíamos ni imaginar. ¡Cuidado! – grité por si mi marido no se había dado cuenta -¡ es un bache tremendo!
El morro del coche quedó empotrado en el boquete pero cual sería nuestra sorpresa cuando notamos que este se iba agrandando por momentos y el coche iba siendo succionado cada vez con más fuerza. No se como ni de donde apareció una sustancia viscosa, elástica, de un color marrón como si de resina se tratara con una procesión de arañas de duro caparazón que junto con esa resina formaban unas tirantas rodeando nuestro coche y que hacia que este se fuera internando en el bache lentamente y con gran suavidad .Cerré los cristales de las ventanillas ya que aquellos "bichejos" me causaban un escalofrío impresionante En un momento de pánico pretendí abrir la puerta y así poder saltar pero estaba atrancada y no era posible. Mi marido debió recibir algún golpe que le dejó inconsciente y por más que intentaba reanimarlo no reaccionaba. Él no me preocupaba mucho ya que notaba su respiración acompasada, lo cual me hacía pensar que era un shock pasajero.
El coche seguía deslizándose hacia el fondo sin acabar de ver el final. Intenté hacer todo cuanto se me ocurría para poner fin a aquella locura : pretendí abrir las puertas, llamar por el móvil por si alguien nos podía socorrer, y deseando que mi marido despertara por si se le ocurría algo diferente y efectivo, al mismo tiempo temiendo su reacción ante tamaña situación. No se cuanto tiempo pasamos descendiendo con todas las arañas recorriendo el coche buscando la manera de entrar en él, hasta que en un momento determinado noté como un seco pero suave golpe nos depositaba en el suelo.- ¡Por fin!- Parecía que se iba a terminar la pesadilla. Miré hacia fuera y ¡qué horror! ¿Dónde estamos?...
Era como un inmenso bosque con una luz radiante. Ante este resplandor los “pequeños arácnidos” fueron desapareciendo, cosa que me alivió bastante. Abrí la puerta del coche y bajé, me fui alejando con toda la precaución del mundo buscando por si encontraba quien nos pudiera ayudar en esa loca aventura. Oí ruido y pensando encontrarme con el socorro que tanto ansiaba me acerqué a unos matorrales detrás de los cuales aparecieron una serie de animales que nunca había visto, emitiendo sonidos horripilantes y que venían derechos a donde yo me encontraba. Salí corriendo intentando llegar al coche y que este me sirviera de refugio. Cosa extraña: la sustancia viscosa había desaparecido. Cuando me faltaban unos metros para alcanzar el coche me di cuenta que los extraños animales se habían quedado quietos y en silencio. Más miedo sentí. ¿Qué nuevo peligro me tocaba vivir? Al volver la cabeza me quedé petrificada: ¡Una araña de proporciones descomunales (debía ser la madre de las acompañantes en la caída) venia en sentido contrario a los animales y hacia mi! Seguramente ella sería la que en su momento segregó esa sustancia que nos hizo deslizar hasta el fondo de su guarida. Me metí en el coche y la “criaturita” intentaba meter una de sus enormes patas por encima del coche perforando el techo de este. Casi veía su punzón rozándome la cabeza y lo único que se me ocurrió fue: gritar, gritar y gritar como una posesa. En ese momento noté como alguien me zarandeaba, cuanto más zarandeo, más gritaba yo, hasta que… me desperté. ¡Vaya pesadilla! Mi marido estaba asustadísimo no había forma de que despertara y cuando lo hice estaba empapada en sudor. Me prometí que nunca jamás “me correría otra juerga como esa ni iría a esos lugares tan extraños y con animales tan raros y peligrosos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

¿LEYENDA, VERDAD? Curiosidades: Lady Godiva






Muchas veces oímos y usamos nombres sin apenas conocer su origen o incluso su significado.
Por naturaleza suelo ser bastante curiosa y me gustaría conocer tantas y tantas cosas que no creo que pudiera con todas. Por ejemplo: ¿Por qué razón Rota se llama así, y Setenil de las Bodegas? ¿A quién le ocurrió ese nombre? Vete a saber cuantas cosas más se me podrían ocurrir.
Pues bien, hace unos días la hija de unos queridísimos amigos míos tuvo un precioso bebé y quise llevarle un detallito, como suele ocurrir todos le regalamos al recién nacido pero yo quise hacer una excepción ¡le compré el regalo a la mamá! (era la que lo había pasado mal ¿no es así?). Después de buscar y buscar me decidí por una caja de bombones Lady Godiva.
¡Jesús!, no pensé que esa señora fuera tan apreciada. Bueno ella no, sus bombones.
Y… ya está la curiosidad en marcha. Así que me puse a buscar y esto es lo que encontré, como me pareció interesante lo comparto con mis amigos.

¿Quién fue Lady Godiva?

“A principios del siglo XI vivió Lady Godiva, su nombre Godgifu ó Godgyfu quiere decir «regalo de Dios». Godiva es la versión latina de su nombre. Fue una dama sajona famosa por su belleza y su bondad. Casada con Leofric (968–1057), conde de Chester y de Mercia y señor de Coventry. Este junto con su esposa construyó el monasterio de Coventry.
Fue destacable la buena administración de su marido. Pero cuantas más prebendas recibía del Rey más ambicioso se tornaba y a los vasallos los esquilmaba con tributos abusivos. Así que esta dama, compadecida de los sufrimientos y apuros de sus vasallos se solidarizó con ellos. Le rogó a su esposo que rebajara sus impuestos. El conde accedió, pero con la condición de que Lady Godiva recorriese Coventry a caballo sin más vestidura que su largos cabellos. La dama así lo hizo, no sin antes acordar con sus vecinos que estos se encerrarían en sus casas para no perturbarla en su desnudez. El día elegido Lady Godiva se paseó desnuda por el pueblo, montada en su blanco caballo, mientras todos los vecinos de Coventry permanecían en sus casas y con las ventanas cerradas. Hay historiadores que creen que es una leyenda que puede estar basada en una historia real —al menos parcialmente—, finaliza aclarando que Leofric, conmovido por el gesto de su esposa, cumplió su promesa y rebajó los impuestos.
El origen del «mirón»: Todos los ciudadanos se encerraron en sus casas, todos menos un sastre. Es a este sastre al que la tradición inglesa llama Peeping Tom (es decir, «El mirón Tom») no se pudo resistir de ver a su señora desnuda ni de jactarse de ello posteriormente. Tal actitud le costó el repudio total de todos sus vecinos, quienes desde entonces, lo sometieron a un completo ostracismo. Además, la expresión pasó a designar en el idioma inglés a quien en castellano se le llama “Mirón” y en francés “Voyeur”. Gracias a la administración de Leofric, el pueblo fue creciendo hasta convertirse en un centro importante de la región. Mientras tanto el espíritu humano con el que contaba Godiva, le permitió tener más contacto con la gente. Fue así como ellos cada vez sintieron más afecto y respeto por ella. Debido a la gran sensibilidad que Lady Godiva poseía hacia los que la rodeaban consiguió para ellos una vida más digna ya que Leofric tuvo que cumplir con su palabra de noble y abolió los impuestos innecesarios y redujo los otros. Leofric se dio cuenta que la mujer con la que había vivido tantos años era capaz no sólo de amarlo a él, sino a todos los que él nunca había tomado en cuenta como personas. Se percató que así como Lady Godiva demostraba su amor respetándolo, también lo demostraba a su gente desafiándolo a él.
Espero que os haya parecido interesante. Un cariñoso saludo

martes, 7 de septiembre de 2010

Suceso: CUANDO UN AMIGO SE VA



Era una noche de invierno, mejor dicho, una desapacible noche del mes de enero. Llovía, tronaba hacía un frío muy respetable y el viento soplaba con todas sus fuerzas. Recibimos una visita que llegaba muy preocupada, la perra que tenía su amiga había parido y no podía alimentar a todos sus bebés. Era una bonita “pastor belga” y su pareja era un hermoso “pastor alemán”. Es una pena, nos dijo, los van a tener que sacrificar.
El más pequeño de mis hijos empezó a abogar por uno de ellos, al final nos convenció y cedimos. Dos días más tarde nos trajeron el cachorro, que dicho sea de paso, nos encandiló con sus ojitos tan brillantes, esa carita de peluche y esa picardía propia del que sabe que su supervivencia está en juego. Éramos como unos padres, de perro, novatos; así que nos fuimos a Makro para abastecernos de todo lo necesario para el nuevo miembro de la familia. ¡Qué cara de no saber que cosa buscábamos que una pareja muy joven que nos observaba se acercaron para ver si nos podían ayudar!
Les explicamos el suceso y muy sabedores de lo que hacían, ya que según nos contaron ellos tenían dos preciosos cachorros, nos aconsejaron sobre lo más conveniente para que el cachorro estuviese cómodo y bien alimentado. Nos dieron pautas de cómo corregirlo y enseñarle a comportarse según los cánones perrunos.
Superado el escollo de alimentación y reposo, llegó el momento de darle nombre, ninguno nos parecía adecuado a esa cara tan bonita, no queríamos nombres cursis ni de ningún otro que con anterioridad hubiese estado con nosotros ya que siempre estaríamos comparando, así que pensamos: el chico se llama Pedro, su íntimo amigo Pablo, pues ¡ya está! él se llamará DINO.
Dino fue creciendo y era un mimoso, recuerdo que lo sacaba de paseo y cuando se alejaba un poco lo llamaba y como no me hacia caso yo me escondía detrás de una palmera, cuando se veía solo empezaba a lloriquear hasta que me descubría.
La verdad es que era un amigo fiel. Él sabía cuando estaba alegre y entonces saltaba a mí alrededor correteando como loco. Si yo estaba triste, él se sentaba a mi lado y de vez en cuando me lamía el pie o la mano según estuviese más o menos cerca. Me hacía tanta compañía que nunca me sentía sola. Había que verlo cuando me ponía con el ordenador, él metía la cabeza por encima de mi brazo y parecía que estaba leyendo lo que yo escribía.
Cuando salía de viaje, no sé como se las arreglaba, cogía una de mis zapatillas, la metía en su caseta y dormía sobre ella. Nunca la mordió ni la estropeó pero le servia de compañía.
Así pasaron catorce años. Nunca tuvo un mal gesto, jugaba con los niños como uno más. Pero empezó a ronquear de sus patas traseras. Un tratamiento, otro y otro; una veces mejor parecía que estaba bien y nos recibía con toda su alegría, pero … ayer domingo al darle de comer ya no podía levantarse. Comió lo que yo le iba dando a la boca.
Por la tarde vino el veterinario y nos dijo que así no podía seguir porque estaba sufriendo. Nos hizo marcharnos y al rato nos comunicó:¡YA ESTÁ TROTANDO POR LOS CAMPOS DE TRIGO, FELIZ, CONTENTO Y SIN SUFRIMIENTO!.
En fin espero que haya sido tan feliz como su nobleza se merece y que haya disfrutado tanto de nosotros como nosotros de ÉL.
El título os parecerá exagerado pero para mi fue un amigo, así que cada vez que oiga esa sevillana, segura estoy de que tendré un buen nudo en la garganta.

ALGO SE MUERE EN EL ALMA
CUANDO UN AMIGO SE VA
CUANDO UN AMIGO SE VA
ALGO SE MUERE EN EL ALMA
CUANDO UN AMIGO SE VA
Y VA DEJANDO UNA HUELLA
QUE NO SE PUEDE BORRAR…

Seguro que a muchos os va a parecer exagerado este relato pero yo sé que mi amiga Rosa me está entendiendo perfectamente.
¡Vaya broche de fin de verano! Con todo mi cariño para mis amigos blogeros

jueves, 26 de agosto de 2010

Curiosidades: Judios de la antigüedad; costumbres y modas






Siempre que se habla de los judíos, no se porque razón, despierta enormemente mi curiosidad. Su historia me parece muy interesante y sobretodo ahora viendo las investigaciones que mi marido esta estudiando sobre la “Expulsión de los Jesuitas” me llama la atención la similitud entre estas dos situaciones tan llenas de penurias y sufrimientos al tener que abandonar sus tierras o por lo menos sus lugares de asentamiento. No hace mucho encontré un artículo sobre las costumbres y modas de los judíos y como me pareció interesante lo voy a compartir con mis amigos blogeros.
“Unos dos mil años antes de Cristo, tribus seminómadas procedentes de Mesopotamia, penetraron en Canaán, dirigidas por el patriarca Abraham. Aquellas tribus, que se convirtieron en el pueblo judío se asentaron en esta Tierra Prometida que Yahvé, el Dios de Israel había ofrecido al primer patriarca, sellando con él una alianza de pueblo elegido que a la vez se convirtió en la religión monoteísta de los hebreos.
¿Cómo vivían? Las mujeres realizaban los trabajos que requerían esfuerzo físico: cuidar la casa, los niños, sacar agua del pozo, fabricar las herramientas y utensilios de uso doméstico, hilar la ropa y atender a los animales, era cosa suya. Entre los 10 y los 12 años, los padres concertaban el matrimonio de las niñas dentro del mismo clan o tribu. Esa costumbre permitía la continuidad del linaje y conservar y acrecentar la fortuna familiar. Cuando se llegaba a un acuerdo, se celebraban los desposorios, y antes de la boda, los novios contraían un compromiso tan válido como el propio matrimonio. Los padres del novio pagaban a los padres de la novia, ya que estos perdían a una hija, y los padres de la novia entregaban al novio una dote. Un signo de mayor riqueza y de estatus social era el tener varias esposas, lo que en las casas ricas era frecuente encontrar un harén bien surtido de concubinas y esclavas.
La comida. Los israelitas debían atenerse a lo que dictaba su religión y la ley mosaica. Aún hoy siguen cumpliendo las normas impuestas para la alimentación.
Estas son:
• Que los animales debían ser desangrados para poderse tomar.
• Los animales de pezuña partida eran considerados puros y se podían comer.
• Las rapaces y aves nocturnas eran impuras y estaba prohibido tomarlas.
• El marisco no se podía comer.
• Del mar sólo podían comerse aquellos peces que tenían aletas y escamas.
• No era de buen gusto servir en una misma comida carne y leche.
• Estaba prohibido que un judío y un gentil se sentaran a comer juntos.
En cuanto a la moda, lo mismo que ahora, los pobres iban vestidos con ropa sencilla que se confeccionaban ellos mismos y los ricos tenían sus sastres y sus modistas que hacían sus ropas con todo lujo. La gente humilde hilaba y curtían las materias primas en su propio hogar, usaban tintes artesanales para colorear el lino o la lana.
Las vestimentas femeninas y masculinas eran muy parecidas y consistían en una amplia camisola que cubría hasta los pies o hasta las pantorrillas, sobre ella solía llevarse un manto que se ceñía a la cintura con un cinturón de tela plegada, que a la vez servía de bolsillo donde guardaban los objetos personales.
Los sacerdotes llevaban un traje de ceremonia mucho más rico. Sobre la túnica tradicional llevaban una especie de delantal, llamado efod, algunos dignatarios lucían un manto con incrustaciones de oro y una pechera con doce piedras preciosas engastadas, simbolizando las doce tribus de Israel.
Los nobles y los ricos lucían sus atuendos como símbolos de poder y distinción.
Los tejidos que empleaban en sus vestimentas, generalmente lujosísimas, se importaban y sus adornos solían ser remates de metales preciosos. Sus ropas eran verdaderas obras de arte en las que trabajaban
sastres y orfrebes.
Además, no faltaban los complementos como: anillos, colgantes, brazaletes y diademas, primorosamente trabajados.
Y como no podía ser de otra forma, en todos los tiempos y en todas las culturas, siempre ha existido esa diferencia de clases que hace a unos dominantes y a los otros dominados. Espero os guste

lunes, 26 de julio de 2010

CURIOSIDADES: La incertidumbre de un viaje




Siempre que mis compañeras, amigos o conocidos salían de “veraneo” ( lo pongo entrecomillado porque en aquella época el veraneo, al que se podía aspirar en nuestra clase social, iba acompañado de tortillas, filetes empanados y otras chucherías que eran la delicia de los viajes) me producían una envidia sana. ¡Ni loca podría pensar que mi familia y yo veraneásemos alguna vez. Soñaba con la suerte que tenían esos viajeros que andaban de la “Seca a la Meca” igual que si pasearan por las playa de la Puntilla.
Cuando estudiaba 2º de Magisterio se formó un equipo de “balón-volea” hoy “voley-bol”, era obligatorio formar parte de este deporte o bien de “balón-cesto”. Nunca fui una gran deportista pero las ganas de salir con mis “compis” me hizo elegir el balón-volea ya que por novedoso tenía menos competencia. También era obligatorio formar parte del equipo de gimnasia rítmica (ahora que ya pasó mucho tiempo os diré que era lo más cursi que jamás viera ser civilizado).
Pues bien, en balón volea llegamos a los cuartos de final (sin salir de la localidad) en esta fase nos eliminaron las Salesianas, dicho sea de paso nosotras jugábamos muchísimo mejor pero no podíamos eliminar a las Hermanas Salesianas y el señor árbrito les hizo el favor y quedamos eliminadas. ¡Adiós viaje a la capital!
Con el equipo de gimnasia rítmica tuvimos más suerte, competimos como leonas, a cursis no nos ganaban y así llegamos a la semifinal que se celebraba en Lérida.
¡Qué guay! Iba, por fin, a viajar a Lérida, nada menos que en autobús. Total un paseíto Alicante-Lérida en un pis-pas, pero… mi madre dijo que na nay, que cuando aflojaba la mano me tomaba el pie. “Mi gozo en un pozo”, pero no, la profe de Educación Física le envió una carta y le decía que si no participaba en la final no podía aprobar la asignatura y allá ella. Ante razón tan contundente: CEDIÓ.
Preparé mi maleta, uniforme incluido y partimos rumbo a Lérida.
No os lo perdáis, el uniforme era un trajecito tipo “charlestón”, una cinta blanca de raso en el pelo pero a nivel de la frente, unas bambas blancas con unos borlones de lana blanca (diseño, diseño no se pero cursi era un “jartón”).
¡Mi primer viaje! ¡Viaje con mis compis! ¡Qué guay! Pero… en Lérida vivían unos amigos íntimos de mis padres que me estaban esperando al pie del autobús. Ya se pueden imaginar la “inmensa alegría” que me entró por todo el torrente sanguíneo.
Pues bien, mis queridos “ángeles de la guarda” me acompañaron hasta que me asignaron habitación, se despidieron y por la noche después de cenar, cuando mis compis tenían preparada una correría de campeonato, aparecieron mis protectores para llevarme a comer merengues que tanto me gustaban de chica. ¿Alguien se puede imaginar lo que sentí en aquel momento?
Pues así día tras día exceptuando los momentos de participación (que también estaban en las gradas aplaudiéndome a rabiar) me acompañaron, me vigilaron y se alegraron tanto porque me lo habían hecho pasar muy bien.
Salimos, de vuelta, sobre las diez de la mañana. Mis compañeras tenían un regimiento de leridanos despidiéndolas y yo… a los “amiguísimos” de mis padres deseándome un buen viaje y que volviera pronto para seguir pasándomelo tan bien.
En el camino de vuelta hicieron bromas de todas clases, hasta que decidí pasar de ellas. Me confortó un poco el volver campeona y que me dieron el único sobresaliente de toda mi carrera.
Al acabar la reválida de Magisterio (entonces los planes de estudio eran muy diferentes a los de ahora) hicieron el viaje fin de carrera y digo hicieron porque yo tampoco pude ir. Después de vender papeletas, dulces y yo que se cuantas cosas más no obtuve el permiso para tal “desenfreno” ¡Chicos y chicas juntos en un viaje a Granada! ¡Por Dios que desvergüenza! ¿Dónde se había visto tanto libertinaje?
Como compensación aquel verano me dejaron viajar con mi hermana (10 años menor que yo). Fuimos a Las Palmas a pasar 15 días. ¿No os cuadra? ¡Pues claro que no! Íbamos a casa de mis tíos (ahora sí). La verdad es que no lo pasamos mal del todo. Conocí a muchos chicos/as de mi edad e hicimos montones de excursiones, guateques y correrías múltiples por el campo y la playa.
Así que mi primer viaje (sin ningún miembro familiar) fue… ¡mi viaje de novios!
Fuimos a Madrid ¡qué locura! Luego a Alicante y de vuelta a Granada, pero, alucinen, en Granada estuvimos en casa de la hermana de mi marido, así es que volvíamos a las andadas.
Durante mucho tiempo el viaje más largo que podíamos hacer era a Cádiz o a Jerez (consulta médica, claro)
Pasó el tiempo y cuando mis hijos tenían 6 y 7 años y nos habían subido un poco el sueldo, hicimos nuestro primer viaje como “los pudientes”. Volamos a Gran Canarias y pasamos unos días de ensueño. Del vuelo mejor ni hablar, tuvimos las maletas perdidas durante 4 días y por más reclamaciones que pusimos no nos hicieron ni caso. Pero había que volver y llegó el momento de embarcar y ¡SORPRESA! Como era un vuelo “Charter” había más pasajeros de la cuenta. Aquello era una batalla campal, todos queríamos embarcar, no nos podíamos quedar ya que el lunes teníamos que trabajar. En un momento determinado y cuando el caos era impresionante la compañía ofertó 3 noches de hotel y pensión completa para los que quisieran quedarse y con la promesa de que el martes tendrían embarque seguro. Así que los que no nos podíamos quedar empezamos a embarcar.
Si mi marido a la ida lo pasó mal por ser su primer vuelo ¡imagínense ahora como estaba!
El vuelo de regreso fue una verdadera odisea: tormenta, sacudidas, bajadas que te hacían subir el estómago hasta la garganta… pero por fin llegamos a Sevilla.
Sevilla nos recibió con un sol espléndido y esa alegría del que “casi esta llegando a su casa”
Cuando el avión ya paró y nos pudimos desabrochar los cinturones, mi marido pálido como de ultratumba me dijo:” ¿Sabes que te digo?, que mis santos cojones en una larga temporada no se vuelven a subir a un avión” El pasajero que estaba a mi lado contestó:”Yo no quería decir nada, pero…los míos tampoco”
Y así concluyó nuestro primer viaje en solitario

miércoles, 23 de junio de 2010

Otras cosillas:¡Notición!








Bueno queridos amigos: No se para vosotros pero para mí si es un notición el poderos comunicar que en breve podré regular mis entradas y estar en contacto con todos vosotros. Ya echaba de menos el poder leer y enterarme de todas esas "chispas" que hacen la vida un poco más agradable. Un cordial saludo y gracias por vuestro apoyo

domingo, 18 de abril de 2010

CURIOSIDADES: El Corral de Comedias de Alcalá de Henares



Después de mis correrías por Las Palmas de Gran Canarias y necesitando acompañar a mi marido a Madrid, nos desplazamos hasta Alcalá de Henares y mientras él hacía sus gestiones, yo me dediqué a recorrer la ciudad que es una preciosidad. Visité la Universidad, con un Paraninfo indescriptible, yo no sabía si mirar el artesonado o el suelo semejando alfombras de losetas multicolores, con una historia apasionante.
Pero lo que me dejó maravillada fue…
EL CORRAL DE COMEDIAS DE ALCALÁ es uno de los corrales más antiguos que se conservan en Europa. Actualmente ha recuperado su programación teatral, y de visitas guiadas.
El Corral de Comedias en 1601 era el patio de una casa que adaptaron para representaciones de aquel momento. Actualmente se conserva como en su época, como era de una casa de vecinos la ventana de la vecina daba al escenario; así que la señora veía la representación gratis y en primera fila. ¡Ah! la obra se representaba en tres o cuatro días, lo que suponía que si no ibas al corral todos esos días te quedabas sin ver el final de la obra. Estaba formado por: el patio que estaba empedrado con un pozo central y es donde los hombres veían la representación en pie, el primer piso tenia unos palcos laterales para la gente pudiente, el palco central se llamaba la caldera que en un principio la usaban las grandes damas pero que después la ocupó la Corporación Municipal; en el segundo piso también había unos palcos pero algunos tan reservados que el espectador veía la obra a través de una ventana con el fin de que él viera y no fuera visto. ¿Quiénes podrían ser estos intrigantes personajes? Pues “amantes”, viudas etc. etc... ya que las viudas no podían ir solas a este tipo de espectáculos. Curioso ¿no? El “gallinero” que lo ocupaba el pueblo. También estaba el foso y por la parte de atrás entraban los señores con sus caballos: de ahí la expresión utilizada en el teatro de “mucha mierda” para desearles suerte. Si había "mucha mierda" equivalía a que la asistencia había sido considerable. Con el paso del tiempo este corral se abandona y llega momento que se convierte en una especie de estercolero y cae en el olvido llegando incluso a no saber la ubicación exacta de dicho corral. Después de mucho trabajo, tiempo y gastos sin fin, se recupera y de teatro romántico en el siglo XIX, de coliseo techado en 1769 pasa a sala de cinematografía en el primer cuarto de siglo. Como sala de cine se le llamó “El cine pipero” ya que cuando acababa la película se recogían verdaderos montones de cáscaras de pipas. Este pequeño teatro ha sido capaz de encarnar en su propia y original estructura la evolución de la actividad dramática de nuestro país, pero, sobre todo, ha sido capaz de absorber entre sus muros la evolución de la vida cotidiana de Alcalá. En resumen es un espacio sin parangón, que desde hace cuatro siglos sirve de manera casi interrumpida a la exhibición de espectáculos.
Este Corral estuvo a punto de ser derribado, hasta que finalmente Miguel Ángel Coso Marín, Mercedes Higuera Sánchez Pardo y Juan Sanz Ballesteros comenzaron una prolongada investigación "in situ" y archivística. Al mismo tiempo lucharon para que este edificio fuera recuperado con la dignidad y profundidad que se merecía. Tras 20 años de intenso trabajo y gracias a una cuidada restauración hoy día se traslucen vestigios de todos estos tiempos haciendo que en este lugar, de enorme encanto, se respire la memoria de nuestras artes escénicas.
Espero que os resulte tan curiosa esta historia como me lo pareció a mí.
(Datos extraídos de la visita guiada a dicho Corral de Comedias)