sábado, 23 de abril de 2011

ANÉCDOTA: A buen entendedor, pocas palabras bastan






Mazarino nació el 14 de julio de 1602 en Pescina al sureste de Italia. Se formó con los jesuitas y más tarde en España entre la Universidad de Alcalá (donde estudió Derecho Canónico) y la Universidad de Salamanca. Se doctoró en Roma.
Desde muy joven desempeñó acertadamente cargos diplomáticos para la Santa Sede. Intervino en las intrigas de la sucesión de Mantua, lo que le permitió conocer a Richelieu y a Luis XIII, de cuya política fue gran defensor en la corte pontificia. Sus intervenciones fueron recompensadas con una nunciatura extraordinaria en París (1635); este cargo lo aproximó al cardenal Richelieu y al rey Luis XIII, de quienes obtuvo el favor.
En 1639 se naturalizó francés, pasando a ser estrecho colaborador del primer ministro, gracias al cual fue nombrado cardenal (1641) y ministro de Estado. Desde 1643, tras la muerte de Luis XIII, Mazarino gobierna Francia bajo la regencia de Ana de Austria en nombre del joven rey Luis XIV. Continuará en el cargo de Primer Ministro hasta su muerte, a pesar de tener fuertes opositores.
Desde su llegada al cargo, debió enfrentar la hostilidad de los nobles, incluyendo un complot para asesinarlo. A pesar de sus éxitos militares y diplomáticos, que permitieron dar fin a la Guerra de los Treinta Años (tratado de Westfalia, 1648), con las dificultades financieras de Francia, Mazarino debió adoptar medidas de austeridad que resultaron impopulares. Sus enemigos trataron de expulsarlo del poder, pero en cada ocasión logró manejar la situación. En 1650 y 1652 debió exiliarse, pero continuó gobernando por intermedio de la reina y de un grupo de leales seguidores. Se cuentan muchas anécdotas acaecidas durante su época de Ministro; he aquí una de ellas que creo que es muy graciosa por su brevedad. Se dice que un día un mendigo pidió ver al cardenal Mazarino, primer ministro de Luis XVI, para hacerle saber la penuria que padecía. Después de dudarlo bastante, el cardenal aceptó recibirle, pero con una condición: el mendigo tenía que expresar sus deseos en dos palabras. Éste obediente, entró en el despacho y dijo:”Hambre, frío…”. Mazarino, volviéndose a su secretario, le contestó: “Comida, ropas…” La entrevista había terminado, pero dejó un buen dicho: “A buen entendedor, pocas palabras”. El mendigo remedió sus necesidades con sólo dos palabras. Mazarino muere de una larga enfermedad en el castillo de Vincennes el 9 de marzo de 1661

domingo, 17 de abril de 2011

CURIOSIDADES: "Los sabios y los burros"








Mucho se ha hablado de las batallas, hazañas y aventuras de El gran Napoleón.
Aquí vivimos el asedio de los franceses, del que celebramos en los próximos tiempos el bicentenario de la promulgación de La Constitución el día 19 de marzo de 1812, y de ahí el nombre de La Pepa. Todo gracias al cerco de este personaje que tanto ha dado que hablar a lo largo de toda la historia.
Pues bien, cuando Napoleón fue a Egipto, entre las tropas que llevaba figuraban numerosos sabios: dibujantes, arquitectos, arqueólogos…
La antigua civilización faraónica despertaba el interés en la Europa del momento ya que siempre había sido objeto de curiosidad y admiración. El deseo de conocer los descubrimientos que se realizaban a cada paso fomentaba un ansia de saber .En una de estas campañas egipcias, en 1779, tuvo lugar el descubrimiento de la famosa piedra Rosetta, que presentaba un texto escrito en jeroglíficos, lo que posibilitó que el francés Champollion llegara a descifrar la misteriosa escritura egipcia antigua.
Todos estos hombres de ciencias y letras que acompañaban a los ejércitos napoleónicos, no habían empuñado jamás un arma y de guerras sólo sabían las noticias que leían en los periódicos. Era preciso cuidar de ellos, evitarles situaciones de riesgo y protegerlos. Así que, durante las marchas y batallas, se decidió colocarlos cerca de otros elementos que eran vitales para las tropas, Las bestias de carga que transportaban los víveres y las municiones. Unos y otros, sabios y burros, se situaban en el centro, mientras los soldados les rodeaban para protegerlos y defenderlos.
Cuando había que marchar o crear el frente antes de una batalla, se oía este pintoresco grito:” ¡Atención, los sabios junto a los burros!”. Curioso ¿No?

jueves, 17 de marzo de 2011

Curiosidades: LA HISTORIA DEL CAFÉ



“Un café con leche sin nada es como un mar sin rocas,
la triste inmensidad solitaria”.
Fernando Rey (en Cielo Negro).



El origen del café es tan dudoso como el misterio que ha acompañado durante siglos a esta bebida. Desde bien temprano, esta planta, transmutada luego en bebida, parecía estar destinada a servir de unión entre lo humano y lo filosófico. Además el café tiene derivaciones que entroncan a esta bebida con las guerras y la religión.
Según los historiadores, los primeros cafetos se descubrieron en Abisinia, en la región de Kaffa, (Etiopía) de donde se cree que viene el nombre de la bebida
El primer argumento legendario sobre el origen del café tiene que ver con un pastor llamado Kaldi que vivía en Etiopía. Un día, mientras sus cabras se encontraban pastando, se dio cuenta de que estaban algo alteradas. Al parecer este nerviosismo se encontraba en la ingestión por parte del ganado de los frutos de un árbol. Alarmado el joven pastor comunicó este hecho a unos monjes que residían en un monasterio cercano. Éstos, curiosos, probaron los granos y observaron que podían permanecer mucho tiempo despiertos, estupenda noticia para quienes debían permanecer toda la noche despiertos en oración.
Así pues, decidieron cocinar las ramas y los frutos de aquel extraño árbol y consiguieron una bebida de la cual se deriva el café. Casi desde el día de su descubrimiento el café ha estado emparentado con la religión, pues se utilizaba con finalidad de oración y plegaria.
Hay otra leyenda que relaciona esta bebida negra con el profeta Mahoma.
Según cuentan, éste se encontraba sumido en una profunda depresión cuando Alá le ofreció por mediación del arcángel San Gabriel una planta del jardín celestial para aliviar su crisis. Mahoma preparó una infusión con la planta y al beberla recobró el ánimo.
El café estuvo cercano a provocar algunos incidentes de contenido religioso, debido a que los fieles musulmanes preferían las cafeterías a las mezquitas. Amurates III, al observar esta situación, llegó a prohibir el tomar café en lugares públicos.
En Constantinopla, la afición al café llegó a tales extremos que los imanes se quejaban de lo desiertas que estaban las mezquitas mientras los salones de café estaban a rebosar.
Hay quienes opinan que el auge del café entre los musulmanes se debe a la prohibición de ingerir bebidas alcohólicas, de esa forma el café se le llegó a conocer por “vino del Islam”.
En el bando de enfrente, el de los cristianos, existía un gran problema: el café era un líquido exquisito pero provenía de los infieles, motivo más que suficiente para que algunos se preguntaran ¿es pecado tomar café, una bebida procedente de los sarracenos? Esta cuestión fue despachada por parte del Papa ClementeVIII, devoto cafetero: tomó una taza delante de la curia para demostrar que, pese a provenir del infiel, se trataba de una bebida que no perjudicaba ni en lo físico ni en lo espiritual. Al parecer afirmó:”esta bebida es tan deliciosa que sería un pecado dejarla solamente para los infieles. Venzamos a Satanás dándole nuestra bendición y haciéndola verdaderamente cristiana”. Y se acabaron las discusiones. Esa parece ser la causa por la que se otorgó a una modalidad de servir el café el nombre de “capuchino”, porque un monje de esta congregación lo bautizó así, sobre 1600, para que pudiera ser consumido por los buenos cristianos.

domingo, 23 de enero de 2011

Otras cosillas: DOÑA MARÍA




¿EVOCACIÓN? ¿NOSTALGIA?

No se porqué razón hay ocasiones en las que surgen los recuerdos de la niñez con verdadera fluidez y claridad. No quiero pararme a pensar cual será la causa ya que a lo mejor descubriría que me estoy haciendo mayor o no porque esto me ocurre desde hace mucho; no se si alguno sentirá lo mismo que yo. Pues bien: recuerdo a muchas de esas personas con las que nos cruzamos a través de los años y me doy cuenta de cómo unas te hacen mucho bien y en cambio otras te han estropeado ilusiones, sueños, proyectos e incluso te han cambiado la alegría que habitualmente solía ser tu abanderado.
De mis primeros años de escolarización guardo pocos recuerdos, imagino que como no estábamos mucho tiempo en un mismo sitio, debido al trabajo de mi padre, no he almacenado vivencias importantes. Sí guardo con mucho cariño mi escolarización en el Grupo Escolar Don José Esquerdo. “MAESTRA” entrecomillada y mayúscula que eso fue para mí, una gran señora y una excelente maestra.
La recuerdo siempre vestida de negro, con aquel gran velo que le llegaba casi por las caderas, gordita, pelo blanco y con esa cara tan blanca y suave que parecía de cera.
Era viuda, su marido murió en plena guerra civil, había sido capitán de la Marina Mercante. Tenía dos hijos, el mayor estudió Náutica y el chico Medicina. Me imagino los apuros que pasaría en aquella época para sacarlos adelante. No le recuerdo un mal gesto a pesar de las circunstancias que le rodeaban. Era atenta, cariñosa pero a la vez exigente con su trabajo y el nuestro. Con ella aprendí tantas cosas, muchas de ellas de las que no se encuentran en los libros. Era metódica, nada más entrar en clase se quitaba aquel manto negro y cuidadosamente lo doblaba dejándolo sobre una sillita colocada detrás de su mesa.
El orden y la presentación de los trabajos eran lo primero, podías hacer el mejor trabajo del mundo que como su presentación no fuera buena te lo mandaba hacer una y otra vez hasta que quedara impoluto.
Sentía gran gusto por la lectura además tenía un arte especial para transmitirte ese gusto. Con ella estuve durante tres años, después hice ingreso de Bachillerato y cambiamos otra vez de ciudad. Siempre que volvía al pueblo procuraba ir a verla y contarle mis adelantos en los estudios, no imaginé que con el tiempo llegaría a tenerla como modelo ya que nunca pensé que estudiaría Magisterio.
Después de cuarenta años trabajando… con que uno de mis alumnos me recordara con el cariño con el que yo recuerdo a Doña María, ya me consideraría recompensada y con “la misión cumplida”.

domingo, 9 de enero de 2011

"Curiosidades": Salvarse por los pelos



Salvarse por los pelos
¿Sabías por qué SALVARSE POR LOS PELOS es librarse de un peligro inmediato y mortal en el último momento por un golpe de suerte?
El desempeñar el oficio de marinero no ha supuesto siempre que tal profesional supiera nadar. Es más, en siglos anteriores era bastante común que los hombres de mar supiesen apenas mantenerse a flote, pues el saber nadar no era una condición exigida para el enrolamiento.
Si un marinero caía al mar, sus compañeros intentaban izarlo a bordo lo más rápido posible para evitar el ahogamiento y, para ello lo asían de donde buenamente podían, no siendo nada raro que se asieran por los cabellos.De ahí que era normal que los marineros llevaran el pelo largo.
Así que, cuando en 1809 se dictó una orden por la que los marineros de la Marina estaban obligados a cortarse el pelo, en aras de la uniformidad o la higiene, se alzaron voces de protesta contra tal medida, esgrimiendo el razonamiento de que el pelo largo era útil pues eran muchos los marineros que habían salvado la vida al asirles sus compañeros por los pelos.
Una de estas quejas está recogida en una carta conservada en los archivos de la Marina, y que los artilleros de Marina Manuel Calderón y Manuel Morales dirigieron al rey José I: “Que siendo todo su estar en la mar embarcados y a cada instante vense en el eminente riesgo de poderse ahogar; y no teniendo el pelo por dónde comúnmente se favorecen asiéndose de él;… …Pues no es costumbre a los Marineros por la expuesta causa se les haya nunca cortado el pelo; y que les pueda servir de engancho o agarradero en caso de peligrar en su destino en la mar…”
Una Real Orden expedida en el mismo año derogó la medida de la obligatoriedad de cortarse el pelo.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

NAVIDAD




A toda la familia bloggera sean creyentes o no, españoles o no, a todos todos os deseo que en estas fechas el AMOR sea capaz de cubrir todos los vacios que durante el año nos han dejado entrar el frío de la soledad, la indiferencia y el sufrimiento y que nos han hecho sentir tan mal. Que la PAZ, SALUD, SUERTE Y FELICIDAD nos acompañen. Con todo mi cariño

domingo, 28 de noviembre de 2010

CURIOSIDADES: La cocina bizantina







Según nos cuenta la historia, los bizantinos tenían unas costumbres muy refinadas. Ellos no comían, como los romanos, tumbados en divanes. A ellos se deben muchas de las modificaciones que han llegado hasta nuestros días: por ejemplo, el uso del tenedor. Hasta entonces el mundo entero usaba los dedos para comer.
Pero ¿qué comían los bizantinos?
Los menús consistían en unos entrantes a base de ajos verdes, garbanzos y habas cocidos y rehogados con aceite de oliva, sal y comino picados de forma muy fina. Eran muy aficionados a una especie de canapés, parecidos a los que tomamos actualmente, consistían en unas rodajitas de pan tostado sobre la que colocaban una fina lonchita de carne aderezada con especias.
Las ensaladas eran tradicionales en sus dietas. Lechuga, coles y espárragos se encontraban entre los ingredientes preferidos y los aliñaban con aceite de oliva, sal vinagre y laurel.
Fueron grandes maestros en la preparación de las carnes ya que eran grandes consumidores de esta. Su especialidad era la carne picada y empanada dándole un punto de aliño y de cocción idónea.
La carne preferida era: cordero, cabrito, lechón y conejo.
Las partes que consideraban exquisitas eran: las manos de cerdo, el hígado, los riñones, las ubres de cerda y las tripas.
También consumían mucho pescado sobretodo en las grandes celebraciones como las bodas. Lo solían comer: a la sal o hervido y aderezado con nardo y coriandro.
Hacían todo tipo de purés, pero casi siempre a base de legumbres y trigo aromatizado con miel, canela, nardo y vino. Ya conocían la pasta, había llegado hasta ellos a través de las rutas comerciales de Oriente cuando buscaban la forma de conseguir los preciados gusanos de seda.
Pero por si todo esto fuera poco en lo que verdaderamente destacaron fue en la elaboración de postres como: buñuelos de miel, confitura de membrillo, pasteles de nueces, mermeladas de pera, manzana, ciruela que iban acompañados de huevo hilado, hojaldre y yogur.
A la hora de preparar las comidas no escatimaban en gastos, me imagino que cada uno se adaptara a su presupuesto como en cualquier época de la historia, pero la comida era el capítulo más importante de sus vidas.
En los ambientes palaciegos, en algunos momentos, llegaron a contar con 1.000 cocineros trabajando de continuo en sus dependencias.
Cuando encontré este artículo me pareció muy curioso pero después de releerlo y extractarlo un poco me parece de lo más actual. Seguimos considerando la manduca de gran importancia y siempre haciendo cuentas para adaptarla al presupuesto de cada uno. Así que después de tantos años de historia llego a la conclusión de que no hemos inventado casi nada en nuestro caminar de cada día