
En la Antigua Grecia, la calabaza se consideraba anafrodisiaca, por lo que darlas equivalía a apagar el fuego de la lujuria evitando así los escarceos amorosos.
Durante la Edad Media, el clero recomendaba utilizar pepitas de calabaza durante el rezo para alejar los malos pensamientos; incluso se pensaba que mascar pepitas de calabaza contribuia a mantener el voto de castidad. La expresión de: "dar calabazas" fue tomando forma en tiempos de Cervantes, en los que significaba "desairar" o "no conceder a alguien lo que pide" incluso comenzaba a utilizarse en el contexto del noviazgo.
En algunas zonas rurales de Cataluña, era costumbre cuando el pretendiente no era del lugar, se le invitaba a comer en casa de la chica: Si le ofrecian fuego para el cigarro significaba que la familia aceptaba el noviazgo, pero si se le servía un plato de calabaza, quería decir que el novio no era bien recibido y se tenia que ir.
En la zona levantina hay una cancioncilla que dice así:
Carabasa m'an donat
yo la presa per meló
mes val tindre carabasa
que casame en qui se yo.
Lo cual en castellano sería:
Calabaza me han dado
yo la tomo como melón
más vale tener calabaza
que casarme con quien me se yo.
Creo que esta puede ser una de las muchas versiones que han pasado de generación en generación.
Texto: Diccionario de la Academia
Cancioncilla: Popular, tradición oral