domingo, 26 de junio de 2011

Curiosidades :El Fuerte de la Cortadura



En estos tiempos hablamos y no dejamos oír comentarios, anécdotas, coplillas y no se cuantas cosas más sobre la famosa Constitución de 1812, también conocida como “La Pepa”. Es normal estamos a punto de celebrar sus 200 años. El otro día, leyendo algo sobre este acontecimiento, encontré datos curiosos y muy interesantes. Entre ellos os voy a contar uno que dice mucho del carácter “gadita”.

“Dado el avance de las tropas napoleónicas sobre la Isla de León, y ante el temor de que ésta no pudiera soportar los ataques franceses, desde Cádiz se trató de proteger al máximo la ciudad, dotándola de recias fortalezas, principalmente a la entrada de la ciudad. Así la sensación de peligro inminente unió a todo el pueblo, tanto a los propios soldados y diputados, como a comerciantes, albañiles, etc., hasta el punto de que muchos gaditanos incluso llegaron a derribar sus casas de las afueras, para despejar el campo de tiro, y utilizaron los cierros y ventanas de estas casas para emplear los hierros en la construcción de una muralla. Pero este entusiasmo fue solo momentáneo y al poco tiempo se tuvo que pagar e incluso se llegó a obligar a la población para que colaborasen en la obra.
En definitiva se logró la construcción del Fuerte de la Cortadura, al que se le llamo de San Fernando, aunque apenas tuvo utilidad durante el sitio a Cádiz.

Fuente: Garófano Sanchez, R: La constiución gaditana de 1812

martes, 14 de junio de 2011

Curiosidades: Leyenda del Garajonay





Cuenta una antigua leyenda que en las fiestas de Beñesmén (fiesta de la cosecha en la que se veneraban las tradiciones, tanto populares como espirituales. Era considerada como el AÑO NUEVO GUANCHE) se trasladaban a la Gomera desde Tenerife los menceyes (era el nombre que se daba a los reyes guanches en Tenerife) y nobles principales para tomar parte en las celebraciones de la recolección.
Las jóvenes gomeras acudían donde Los Chorros de Epina para mirar su rostro en el agua, y con ellas estaba la bella princesa Gara.
Pero el viejo brujo Gerián vio lo que no pudo ver ninguna otra mirada. “La sombra del fuego quema el agua. La muerte acecha”.
De Epina manaban siete chorros mágicos que nacían en siete puntos distintos sin que nadie supiera su origen secreto. Cada chorro ofrecía una virtud al que de ellos bebiese. Durante las fiestas de Beñesmén era costumbre que las jóvenes gomeras juntasen agua de cada uno de los siete chorros en un pequeño estanque fabricado con musgo y yedras.

Antes de que saliera el sol miraban su rostro en el agua y si la imagen reflejada era calma y clara, esto quería decir que ese año no encontrarían pareja, pero si el reflejo era turbio, alguna desgracia acechaba.
Gara se miró en el estanquillo y, aunque al principio su imagen fue clara, pronto se cubrió de sombras y comenzó a agitarse hasta que su reflejo se convirtió en un sol incendiario que dejó el agua sucia y revuelta.
El brujo Gerián lo predijo “Lo que ha de suceder ocurrirá. Huye del fuego Gara, o el fuego habrá de consumirte” y el augurio corrió de boca en boca.
Llegaron los menceyes y nobles de Tenerife a las playas de la Gomera para compartir las fiestas del Beñesmén. Con el Mencey de Ajede venía su hijo Jonay, el cual se destacó rápidamente en cada competición en la que tomaba parte. Gara lo contemplaba y ocurrió lo inevitable al enlazarse sus miradas.
Los jóvenes enamorados se lo hicieron saber a sus padres y en las mimas fiestas de Beñesmén se hizo público su compromiso.
Pero su júbilo duro poco, pues apenas se propagó la noticia el mar se pobló de destellos y se dejaron oír los estampidos del Echeyde, el gran volcán de Tenerife, que arrojaba lava y fuego con tanta furia que desde La Gomera se podían ver las lenguas de fuego y entonces recordaron el augurio del viejo Gerian: Gara y Jonay, agua y fuego.
Gara era la princesa de Angulo, el lugar del agua, y Jonay venia de la tierra del Fuego. Su amor era imposible y las llamaradas que brotaban de la boca de Echeyde lo confirmaban. Si no se separaban grandes males podían suceder. Ante esta amenaza su unión quedó maldita y sus padres les prohibieron volver a verse. Con esta decisión se calmó la furia del volcán y pudieron concluirse las fiestas.
Los menceyes y nobles regresaron a Tenerife, pero Jonay no podía olvidar a Gara, tenia que estar con ella pese a la maldición que se cernía sobre ellos. Y a mitad de camino se ató a su cintura dos vejigas de animal infladas y se lanzó al mar dispuesto a volver junto a su amada.
Exhausto pero guiado por su amor llegó a las costas de la Gomera y fue al encuentro de Gara con la que se fundió en un abrazo apasionado. Ambos huyeron entre los montes de laurisilva y fueron a refugiarse en El Cedro, pero duró poco su felicidad, ya que al enterarse el padre de Gara de su huida con Jonay salieron prontamente a su encuentro.
Viéndose acosados y antes de volver a separarse, Gara la princesa del Lugar del Agua y Jonay, príncipe de la Tierra del Fuego, buscaron la muerte.
Jonay afiló los extremos de una fuerte vara de cedro y lo colocó entre su pecho y el de su amada Gara, con las puntas hirientes apoyadas en sus corazones. Y, mirándose a los ojos, se abrazaron en un último abrazo, mientras sintieron como la barra de cedro los traspasaba.
Entonces agua y fuego fueron uno, y sus cuerpos fueron uno para siempre. (Parte de esta Leyenda está sacada de Internet)

lunes, 6 de junio de 2011

¿ANÉCDOTA?. Odisea Espacial: Aventura en la S.S. (Seguridad Social)




Cuando mi amiga Mª Jesús nos contaba (con ese salero que tiene y que ni por asomo llegaría yo nunca a su altura) sus visitas al médico de la S.S. siempre me hacía mucha gracia como lo exponía, parecían unas aventuras que a ella la fastidiaban por la pérdida de tiempo, la impaciencia que le producían y por lo molesta que estaba con su tobillo. A mí, particularmente, me hacia gracia esa forma suya de exponer lo acaecido durante las visitas, pero esta mañana pude comprobar “in situ” todas esas cosas que me parecían exageradas. Mª Jesús: me vas a perdonar pero toda la mañana me estoy acordando de ti.
Pues bien mi aventura empieza el dos de febrero, si amigos en febrero, llevo a mi padre al médico porque dice que no ve bien. Le pido el volante para llevarlo al OFTALMÓLOGO y cual es mi sorpresa cuando me dice que eso lo tiene que diagnosticar un ÓPTICO. El día tres voy a la Óptica y le expongo el problema. Muy amablemente le hace una revisión y me da el informe. Pido hora para el médico de cabecera y me la dan para el día siete. Vuelta a empezar y me dice que hay que enviarlo al especialista, que ya me llamarán por teléfono o me enviarán una carta. Llega la llamada el nueve de marzo con la cita para hoy 6/6/2011 a las 10 y 1 minuto de la mañana. En esa misma hora estábamos citados tres pacientes.
Llego, como es natural, a las diez menos cuarto; pregunto y ¡OH sorpresa! Iban por los de las nueve y que tendría que esperar un rato. Bueno después de la espera a las doce nos hacen pasar, lo ve el médico y le dice que espere fuera que le van a poner unas gotas, media hora más, le ponen las gotas y a la una y media lo vuelven a llamar. Lo miran y nos dice el “doctor”:”Tiene cataratas”. Como soy una bocazas le contesto: Ya hace tiempo, lo que queríamos saber si están para operar o no. ¡Pues claro que están para operar! entregue estos papeles en el mostrador y ya les avisarán. Cuando salíamos eran las dos y media. En el mostrador estuvimos un rato con la afirmación de que ya nos avisarían; pero...¿para cuando poco más o menos?. No lo se, yo ahora lo mando a Puerto Real y de allí ya les avisarán. Os prometo que me fui con la sensación de que me estaban tomando el pelo. Pocas veces me he sentido tan frustrada como esta mañana: desde febrero al mes de junio y todavía no sabemos como van a acabar las dichosas cataratas. Y yo pienso con 97 años que tiene ¿Llegaremos a verlo operado?. Así que Mª Jesús creo que no te quedaste corta contando tus aventuras médicas. Espero que algún día nos llamen y que podamos contarlo. No penseis, como lo hice yo, que es una exageración, es la pura verdad.

viernes, 27 de mayo de 2011

LEYENDA: La Isla de San Borondón




Hace algún tiempo, no se si lo recuerdan y con motivo de una visita a mi tierra (Gran Canaria), el tema de mi blog fue sobre lo impresionante que me pareció la visita a la Caldera de Bandama. Desde lo más alto de la caldera, en un restaurante rodeado por una cristalera – mirador, se puede contemplar unas maravillosas vistas que hace emocionar a cualquier amante de la naturaleza.
Este mes pasado, y por razones familiares, volví a Las Palmas y estuve buscando algún tema que fuera interesante para darle un poco de aire fresco a mi blog, ya que hace algún tiempo que no lo muevo, y pensando me vino a la memoria una leyenda que siempre comentan mis paisanos sin llegar a concretar si es cierta o simplemente leyenda. Se trata de la “Isla de San Borondón” que aparece o desaparece sin que nadie concrete el motivo. Hay quien piensa que es debido a que el día esté más claro o yo que se cuantas versiones más.
Después de preguntar sin sacar nada en claro recurrí a Internet y encontré varias versiones (como me temía). Así que aprovecho y os cuento un poco como va la leyenda.

San Brendán (484-576) abad del monasterio de Clonfert (Irlanda), fue un famoso navegante que buscaba tierras que evangelizar durante el siglo VI.

Se cuenta que en una noche de navegación por los mares de las Islas Canarias (lugares desconocidos en aquel entonces), San Brendán junto a sus hombres encontraron una isla donde decidieron descansar un tiempo después de varias jornadas en alta mar.
A media noche, mientras todos los hombres descansaban, San Brendán (también llamado Brandano, Barandán o Borondón) rezaba y miraba el camino de las estrellas descubriendo algo insólito. Al día siguiente lo anunciaba a su tripulación: no estaban en una isla, estaban navegando en la superficie de una ballena.

Jasconius, nombre con el cuál fue bautizada la ballena que navegaba cerca de una isla, donde los hombres y el abad huyeron espantados al enterarse de la noticia.
Siete años permanecieron en dicha isla, con vegetación, alimento y fauna en abundancia. La llamaban el paraíso, pero finalmente le pusieron el nombre de la isla de San Borondón, en honor al abad.
Muchos marinos de la época (no sólo de Canarias, sino también de Madeira) mencionaban el avistamiento una isla en el horizonte con los mismos rasgos y características, que desaparecía repentinamente, lo que originó multitud de expediciones en busca de la isla de San Borondón.

Hoy en día, no hay habitante de las Islas Canarias que no conozca esta leyenda, ni familiar que no tenga alguna historia sobre San Borondón, la isla que aparece y desaparece entre las islas de La Gomera, El Hierro y La Palma.
Multitud de teorías intentan explicarlo: es sólo el reflejo del Teide en el agua, es un espejismo debido a la niebla y en realidad es la isla de La Palma, o no es más que una simple leyenda.
Otros -sin embargo- afirman haber visto una isla con abundante vegetación que desaparece en el horizonte..
¿Qué será? ¿Quién tendrá razón?
Vaya usted a saber. Yo si se que desde mi más “tierna infancia” he oído hablar de “La Isla de San Borondón” pero ya no se más. Espero que os guste

sábado, 23 de abril de 2011

ANÉCDOTA: A buen entendedor, pocas palabras bastan






Mazarino nació el 14 de julio de 1602 en Pescina al sureste de Italia. Se formó con los jesuitas y más tarde en España entre la Universidad de Alcalá (donde estudió Derecho Canónico) y la Universidad de Salamanca. Se doctoró en Roma.
Desde muy joven desempeñó acertadamente cargos diplomáticos para la Santa Sede. Intervino en las intrigas de la sucesión de Mantua, lo que le permitió conocer a Richelieu y a Luis XIII, de cuya política fue gran defensor en la corte pontificia. Sus intervenciones fueron recompensadas con una nunciatura extraordinaria en París (1635); este cargo lo aproximó al cardenal Richelieu y al rey Luis XIII, de quienes obtuvo el favor.
En 1639 se naturalizó francés, pasando a ser estrecho colaborador del primer ministro, gracias al cual fue nombrado cardenal (1641) y ministro de Estado. Desde 1643, tras la muerte de Luis XIII, Mazarino gobierna Francia bajo la regencia de Ana de Austria en nombre del joven rey Luis XIV. Continuará en el cargo de Primer Ministro hasta su muerte, a pesar de tener fuertes opositores.
Desde su llegada al cargo, debió enfrentar la hostilidad de los nobles, incluyendo un complot para asesinarlo. A pesar de sus éxitos militares y diplomáticos, que permitieron dar fin a la Guerra de los Treinta Años (tratado de Westfalia, 1648), con las dificultades financieras de Francia, Mazarino debió adoptar medidas de austeridad que resultaron impopulares. Sus enemigos trataron de expulsarlo del poder, pero en cada ocasión logró manejar la situación. En 1650 y 1652 debió exiliarse, pero continuó gobernando por intermedio de la reina y de un grupo de leales seguidores. Se cuentan muchas anécdotas acaecidas durante su época de Ministro; he aquí una de ellas que creo que es muy graciosa por su brevedad. Se dice que un día un mendigo pidió ver al cardenal Mazarino, primer ministro de Luis XVI, para hacerle saber la penuria que padecía. Después de dudarlo bastante, el cardenal aceptó recibirle, pero con una condición: el mendigo tenía que expresar sus deseos en dos palabras. Éste obediente, entró en el despacho y dijo:”Hambre, frío…”. Mazarino, volviéndose a su secretario, le contestó: “Comida, ropas…” La entrevista había terminado, pero dejó un buen dicho: “A buen entendedor, pocas palabras”. El mendigo remedió sus necesidades con sólo dos palabras. Mazarino muere de una larga enfermedad en el castillo de Vincennes el 9 de marzo de 1661

domingo, 17 de abril de 2011

CURIOSIDADES: "Los sabios y los burros"








Mucho se ha hablado de las batallas, hazañas y aventuras de El gran Napoleón.
Aquí vivimos el asedio de los franceses, del que celebramos en los próximos tiempos el bicentenario de la promulgación de La Constitución el día 19 de marzo de 1812, y de ahí el nombre de La Pepa. Todo gracias al cerco de este personaje que tanto ha dado que hablar a lo largo de toda la historia.
Pues bien, cuando Napoleón fue a Egipto, entre las tropas que llevaba figuraban numerosos sabios: dibujantes, arquitectos, arqueólogos…
La antigua civilización faraónica despertaba el interés en la Europa del momento ya que siempre había sido objeto de curiosidad y admiración. El deseo de conocer los descubrimientos que se realizaban a cada paso fomentaba un ansia de saber .En una de estas campañas egipcias, en 1779, tuvo lugar el descubrimiento de la famosa piedra Rosetta, que presentaba un texto escrito en jeroglíficos, lo que posibilitó que el francés Champollion llegara a descifrar la misteriosa escritura egipcia antigua.
Todos estos hombres de ciencias y letras que acompañaban a los ejércitos napoleónicos, no habían empuñado jamás un arma y de guerras sólo sabían las noticias que leían en los periódicos. Era preciso cuidar de ellos, evitarles situaciones de riesgo y protegerlos. Así que, durante las marchas y batallas, se decidió colocarlos cerca de otros elementos que eran vitales para las tropas, Las bestias de carga que transportaban los víveres y las municiones. Unos y otros, sabios y burros, se situaban en el centro, mientras los soldados les rodeaban para protegerlos y defenderlos.
Cuando había que marchar o crear el frente antes de una batalla, se oía este pintoresco grito:” ¡Atención, los sabios junto a los burros!”. Curioso ¿No?

jueves, 17 de marzo de 2011

Curiosidades: LA HISTORIA DEL CAFÉ



“Un café con leche sin nada es como un mar sin rocas,
la triste inmensidad solitaria”.
Fernando Rey (en Cielo Negro).



El origen del café es tan dudoso como el misterio que ha acompañado durante siglos a esta bebida. Desde bien temprano, esta planta, transmutada luego en bebida, parecía estar destinada a servir de unión entre lo humano y lo filosófico. Además el café tiene derivaciones que entroncan a esta bebida con las guerras y la religión.
Según los historiadores, los primeros cafetos se descubrieron en Abisinia, en la región de Kaffa, (Etiopía) de donde se cree que viene el nombre de la bebida
El primer argumento legendario sobre el origen del café tiene que ver con un pastor llamado Kaldi que vivía en Etiopía. Un día, mientras sus cabras se encontraban pastando, se dio cuenta de que estaban algo alteradas. Al parecer este nerviosismo se encontraba en la ingestión por parte del ganado de los frutos de un árbol. Alarmado el joven pastor comunicó este hecho a unos monjes que residían en un monasterio cercano. Éstos, curiosos, probaron los granos y observaron que podían permanecer mucho tiempo despiertos, estupenda noticia para quienes debían permanecer toda la noche despiertos en oración.
Así pues, decidieron cocinar las ramas y los frutos de aquel extraño árbol y consiguieron una bebida de la cual se deriva el café. Casi desde el día de su descubrimiento el café ha estado emparentado con la religión, pues se utilizaba con finalidad de oración y plegaria.
Hay otra leyenda que relaciona esta bebida negra con el profeta Mahoma.
Según cuentan, éste se encontraba sumido en una profunda depresión cuando Alá le ofreció por mediación del arcángel San Gabriel una planta del jardín celestial para aliviar su crisis. Mahoma preparó una infusión con la planta y al beberla recobró el ánimo.
El café estuvo cercano a provocar algunos incidentes de contenido religioso, debido a que los fieles musulmanes preferían las cafeterías a las mezquitas. Amurates III, al observar esta situación, llegó a prohibir el tomar café en lugares públicos.
En Constantinopla, la afición al café llegó a tales extremos que los imanes se quejaban de lo desiertas que estaban las mezquitas mientras los salones de café estaban a rebosar.
Hay quienes opinan que el auge del café entre los musulmanes se debe a la prohibición de ingerir bebidas alcohólicas, de esa forma el café se le llegó a conocer por “vino del Islam”.
En el bando de enfrente, el de los cristianos, existía un gran problema: el café era un líquido exquisito pero provenía de los infieles, motivo más que suficiente para que algunos se preguntaran ¿es pecado tomar café, una bebida procedente de los sarracenos? Esta cuestión fue despachada por parte del Papa ClementeVIII, devoto cafetero: tomó una taza delante de la curia para demostrar que, pese a provenir del infiel, se trataba de una bebida que no perjudicaba ni en lo físico ni en lo espiritual. Al parecer afirmó:”esta bebida es tan deliciosa que sería un pecado dejarla solamente para los infieles. Venzamos a Satanás dándole nuestra bendición y haciéndola verdaderamente cristiana”. Y se acabaron las discusiones. Esa parece ser la causa por la que se otorgó a una modalidad de servir el café el nombre de “capuchino”, porque un monje de esta congregación lo bautizó así, sobre 1600, para que pudiera ser consumido por los buenos cristianos.